domingo, 27 de septiembre de 2009

Casos comunes en unos sitios, graves en otros.

Éste es el caso de una de las profesoras de primaria aquí en la Escuela Banani. Ella, estando embarazada, ingresó en el hospital el pasado lunes 21 de septiembre porque empezó a sentir dolores. Mi compañera Kakweji tomó su día libre el martes, fue a visitarla y pasó la noche con ella. Al volver, me contó lo sucio que estaba el hospital y las terribles condiciones en las que se encontraba ella. Había sangre por todos lados (de otros pacientes), sangre que nadie habría limpiado por días. Todo olía horrible, y los baños eran del todo impresentables.
El doctor visitó a Sandra el lunes por la mañana y no se volvió a presentar hasta el martes al mediodía. Para entonces, ella ya había perdido el bebé. Volvió del hospital a casa el miércoles. El mismo día fuimos a visitarla, no sé encontraba demasiado mal. Físicamente sufre aún algunos dolores, se encuentra débil y no ha perdido el apetito. Emocionalmente, se encuentra mejor, ha aceptado lo ocurrido y ya suelta alguna que otra carcajada, es una mujer muy fuerte y de espíritu muy alegre y desprendido.
Sin embargo, lo que más la preocupaba era su marido, cómo decirle todo lo que había ocurrido, cómo le iba a doler la pérdida de la criatura que habían estado esperando durante 5 meses. Él se encontraba fuera del país por cuestiones de trabajo, en Angola. No hace falta decir que ésto no es la Unión Europea. Ella no pudo localizar a su marido hasta el jueves, pues aquí, si vas a otro país, debes obtener una tarjeta de móvil de ese país para poder llamar. Ella (una de las únicas profesoras bahá'ís de la Escuela), con la ayuda de la comunidad bahá'í de aquí, consiguió contactar con la Asamblea Nacional de Angola y así pudieron comunicar a su marido la gravedad del asunto. Finalmente, el viernes por la noche él llegó a la Escuela.
Por lo que me han contado, perder hijos aquí es algo muy común. Hablando con otras mujeres acerca de Sandra, casi todas comentaban su experiencia cuando perdieron su primer, segundo o tercer hijo y de cómo lo superaron. Según parece, la diferencia no la marcan sólo las circunstancias que provocan los dolores del embarazo, sino también las condiciones en las que se encuentran la mayoría de los hospitales aquí (especialmente en pueblos), y que son tan cruciales en casos como éste.
Me impactó en especial la actitud con la que la gente aquí afronta estos casos. Es duro, sí, has perdido el bebé, sí, pero Dios esta con él, le proteje, y desde aquí uno siempre puede orar por él. Con ésto en mente parece que todo cobra cierto sentido y si a uno le ayuda a ser más feliz...
Ahí va una de las anécdotas a inicios de mi estancia en Zambia.

2 comentarios:

  1. hospitales con estas condiciones desafortunadamente estan en todas partes de africa. y aqui, en europa no hacemos mas que despilfarar material de primeros auxilios y miles de caja de medicinas. es una pena, boos

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