martes, 26 de enero de 2010

El día más afortunado


Nos levantaron a las 6.50 de la mañana, metiéndonos prisa, diciéndonos que había habido un cambio de planes, y teníamos que espabilarnos para coger el bus de las 7! Debido a imprevistos que no vienen al caso, no podíamos contar con el coche que nos habían prometido, y teníamos que coger ese bus pues no había otro hasta el día siguiente.
Con las lagañas aún en los ojos, y las sábanas pegadas a la cara, Neda y yo metimos todo lo que encontramos esparcido por el cuarto en la única maleta que compartíamos y nos pusimos lo primero que encontramos. Salimos corriendo para meternos en el coche que nos llevó a la estación de bus. Una vez en el bus, encontramos con bastante dificultad algún que otro sitio libre y caímos redondas del sueño. Con todo esto, como habíamos pasado los últimos dos días en un sitio sin electricidad, apenas nos quedaba batería en los móviles. Con la poca batería que nos quedaba conseguimos contactar con los Topham, para que al llegar a Kitwe nos trajeran el resto de las maletas que dejamos ahí, y así poder coger el primer bus a Lusaka.
Sin embargo, llegamos a las 16.15 a Kitwe, para cuando quisimos coger el buen bus a Lusaka ya era demasiado tarde (el último salía a las 16.30). Acabamos confiando en otro de los buses que nos prometieron iba a salir en 30min. Se hicieron las 17h, 18h, 19h, 20h... Nos comunicaron que el bus no funciona. Rapidamente cogimos las maletas para cambiar de bus. Ese cambio le costó la vida a mi móvil, lo perdí en una de las movidas y alguien ágil dio con él sin hacermelo saber.
Después de comunicar a la persona que nos iba a venir a buscar en Lusaka acerca de lo sucedido, nos sugirió (todo esto vía mensajes de móvil debida a la poca batería y a lo baratos que son) que intentaramos reclamar por el dinero y bajarnos del bus. Intentamos lo que pudimos sin éxito, y al final decidimos bajarnos del bus aún perdiendo el dinero... pues nadie nos aseguraba que ese bus no fuera a dejarnos tiradas a medio camino, y que al llegar a Lusaka alguien nos pudiera venir a buscar (y no es muy seguro ir solas hacia las 2 de la madrugada por la capital).
Resultado: quedarnos una noche más en Kitwe. Al menos conseguimos tomarnos una deliciosísima ducha y dormir plácidamente sin concierto de ranas en la piscina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario